La historia de de quien fundó Cartier

Desde 1847, Cartier ha sido la marca preferida de la aristocracia mundial. Nació en París como una fábrica familiar de relojes y otras joyas, fundada por un joven aprendiz de joyero de nombre Louis-Francois Cartier y, desde entonces, ha adornado a reyes europeos, sultanes asiáticos, jeques árabes, maharajás indios, magnates americanos y celebridades que valoran sus finas y lujosas creaciones. En Vender-Reloj puede vender su reloj Cartier, siempre tasamos estas joyas con un valor muy alto.

Como aprendiz en el taller del reconocido maestro Adolphe Picard, Louis Cartier ganó el favor de la monarquía de la época que le encargaba la confección de sus joyas y muchos otros objetos de arte. Y luego al abrir su propia tienda, la Casa Cartier, durante el segundo imperio de Napoleón III, tuvo entre sus clientes a la emperatriz Eugenia de Francia, así como a la princesa Matilde Bonaparte, prima del emperador, que se encargarían de dar fama al joyero de la nobleza francesa en todas las casas reales europeas.

Al ser coronado rey de Inglaterra en 1902, Cartier recibió un pedido de 27 diademas y fue  nombrado proveedor de la Corte inglesa, convirtiéndose en el “el rey de los joyeros”. Su prestigio rápidamente se extendió por las cortes de Portugal, España, Rumania, Grecia, Egipto y Siam. Tres años antes su hijo Louis-Francois Alfred Cartier, había asumido las riendas de la empresa y estableció la tienda en el número 13 de la exclusiva rue de la Paix en París, donde sigue estando la sede principal de la corporación.

 

fundó cartier

 

Antes de fallecer, Cartier confió a sus hijos Louis, Pierre y Jacques la ambiciosa misión de expandir su negocio a escala mundial. Entonces el hijo mayor, Louis-Joseph, quien tenía un agudo sentido de la estética y el mercadeo heredado de su padre, envió a sus hermanos menores a explorar en Oriente y Asia en busca de piedras y metales preciosos, finos esmaltes y perlas con el fin de iniciar una competencia a gran escala con la casa Fabergé, propiedad de Peter Carl Fabergé.

A su regreso de Oriente, los hermanos Cartier llegaron cargados de tesoros y se establecieron en Londres y Nueva York, respectivamente, donde abrieron sus tiendas en las zonas más lujosas con la venta de una parte de precioso cargamento de piedras y perlas. En la sede de la Quinta Avenida de Nueva York, Pierre Cartier tenía como clientes habituales a los magnates Ford, Rockefellers, Astors y Vanderbilts, entre otras familias estadounidenses acaudaladas, mientras que su hermano Jacques atendía a la realeza y la aristocracia inglesas, que suspiraban con los exclusivos diseños.

Tienda Cartier en la Rue de la Paix (1899):

 

Primera tienda de Cartier

 

Cartier había iniciado así su posicionamiento como marca mundialmente reconocida. Las excentricidades más grandes de reyes y multimillonarios y los regalos de compromiso más suntuosos de las estrellas de Hollywood, eran confeccionadas por la prestigiosa marca, porque todos querían lucir sus joyas. Las tiaras de diamantes de la esposa del Aga Khan, los palillos de oro del rey Farouk de Egipto, el famoso diamante azul ‘Hope’ que le regaló a su esposa Evelyn McLean el heredero de la fortuna del Washington Post, el diamante de 69 quilates que Richard Burton le regaló a Elizabeth Taylor como muestra de amor, son apenas algunas de las joyas que Cartier creó para ser admiradas por el mundo, junto al emblemático anillo de tres aros de oro fabricado en 1924 por Cartier para un amigo de la casa, Jean Cocteau.

Tienda en Nueva York, en la 5th Avenue (1917):

Tienda Cartier en NY

 

Pero además de las gemas, Louis Cartier también se trajo de Asia la rica influencia del arte oriental, persa y egipcio, representado en un estilo de colores fuertes combinado con materiales exóticos como el coral y el ónice. Fue un innovador en el uso de materiales como el platino y pionero del estilo Art-Déco. Inventó el corte baguette para los diamantes. El toque de gusto femenino en este imperio de los tres hermanos lo pondría Jeanne Toussaint, que a pesar de no diseñar, tenía un gusto excepcional que impregnó de sofisticación las colecciones de la casa durante cuatro décadas. Louise Cartier la llamaba ‘la pantera’ por su carácter autoritario. Ella creó las famosas piezas con animales. Sus creaciones fueron adquiridas por el duque de Windsor para su esposa Wallis Simpson, con ocasión de su boda en 1937. La duquesa de Windsor estaba obsesionada con la colección Pantera de Cartier. Años después, al fallecer la duquesa en 1987, la firma readquirió el famoso broche de la colección al pagar siete millones de dólares en una subasta de Sotheby’s. La totalidad de las joyas de la princesa se vendió en 50 millones de dólares.

 

Relojes con historia propia

A pesar de las joyas y obras de arte creadas por Cartier, tal vez lo que más distingue a la marca son sus famosos relojes. Y es que el reloj de pulsera fue creado por Louise Cartier, que era un relojero en esencia. Sus inigualables ‘relojes misteriosos’, son una de sus obras más representativas, al igual como son para Fabergé, su cercano competidor, los huevos de pascua imperiales. El primer reloj de pulso fue creado para un regalo, no para la venta.

En 1911, Louis fabricó un reloj con correa de piel para su amigo el aviador brasileño Alberto Santos-Dumont, de manera que pudiera volar su aeroplano sin distraerse.

Cartier Santos (1911)

Cartier Santos de 1911

 

Después vinieron los legendarios ‘Tank’, diseñados en 1917 en homenaje a los tanques de los aliados durante la Primera Guerra Mundial. La hebilla desplegable de este reloj fue patentada en 1909.

Cartier Tank (1917):

 

Cartier Tank (1917)

 

Luego de mudarse a Rue de la Paix en 1899, Louis inició una prolífica creación de relojes de exitoso y fino diseño, además de los mystery clocks, que tenían un cuadrante transparente con sus funciones ocultas y diseños Art Déco como las joyas “Tutti Frutti”, creó los modelos Baignoire y Tortue, presentados en 1912. Cartier en la primera década del siglo 20 se convirtió en la tienda de relojes más importante del mundo

Luego a comienzos de los años 20, Cartier se alió con Edward Jaeger (de Jaeger-LeCoultre) con la idea de producir movimientos exclusivos para Cartier. De allí nació la Compañía Europea de Relojes. En los relojes Cartier pueden encontrase movimientos de Vacheron Constantin, Movado, LeCoultre y Audemars-Piguet. Fue durante este periodo cuando Cartier comenzó a agregarles números de referencia a sus relojes, rotulado con un código de cuatro dígitos en la parte inferior de una de las asas.

Al morir Louis Cartier y sus hermanos Jacques y Pierre poco después, los hijos de estos tomaron el mando y siguieron impulsando la famosa marca con nuevas creaciones y accesorios, como la célebre pulsera Love, con un destornillador propio para abrirla, que se convirtió en símbolo de los años 70. Sin embargo, en 1972 un grupo de inversionistas adquiere la firma Cartier, este vasto imperio con exclusivas boutiques -Les Must de Cartier- en 124 países. Hoy las colecciones de la famosa casa del cofre rojo que revolucionó el diseño de las joyas, los relojes y los accesorios de belleza, pueden ser admiradas en diversas exposiciones alrededor del mundo.

Fábrica Cartier en Suiza

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